El proceso de la creación surge de un diálogo con la naturaleza. No hay nada inerte, sin vida, sin sentimientos.
Todo lo que a primera vista es meramente material lleva escrita la huella energética, espiritual de su progreso. Si prestas atención puedes leer en esa huella y ver que nueva forma, que nueva función va a tomar lo que
parecía un simple trozo de madera.
A veces simplemente percibes la belleza de las formas, otras la armonía de las vetas, el color, las texturas... De alguna manera la pieza atrae tu atención, te llama, reclama tu intervención. Te está diciendo "sácame del olvido, dame una nueva vida, haz que alguien pueda emocionarse, que pueda admirarme, que pueda apreciar la belleza que hay en mi".
Bella, digna de admiración!